Si hubiese que emplear un adjetivo para calificar “Hoyos” ése es el de cruda. Y es que esta novela no se anda con chiquitas en ningún momento, valiéndose de un realismo a ratos aterrador y a ratos sosegado. La historia de Stanley Yelnats no es alentadora. Obeso y por ello reprimido socialmente, el chico muestra en todo momento firmeza moral e inteligencia para lidiar con las adversas situaciones. La peor, sin duda, es su ingreso en un centro para menores por un delito menor y una sentencia injusta. Si su entrada en el reformatorio es ya de por sí exasperante, dentro se las tendrá que ver con una guardiana despiadada y sus secuaces, quienes se aprovechan de los presos para sus propios intereses. Stanley se armará de paciencia y aguantará el momento para poder escaparse junto a su compañero Zero. La historia se cierra con la justicia haciendo acto de presencia en todos los ámbitos, dejando un buen sabor de boca en el lector. Medalla Newbery en 1999, no hay mejor sello de calidad para este relato de Louis Sachar.